LOS PULPOS Y LAS EMOCIONES

La inteligencia de los pulpos ya está probada, pero además hemos descubierto que su forma de sentir es extremadamente compleja: cada uno tiene una personalidad propia, demostrando una sensibilidad que ha sorprendido a la ciencia.

- Leila Pallarés Imperiali

LOS PULPOS han sido sometidos a prácticas insensibles por los humanos. Hoy, el estudio de su naturaleza nos maravilla con detalles inimaginables.

Las emociones podrían entenderse, desde una perspectiva básica y carente de sensibilidad, como una experiencia afectiva agradable o desagradable, que supone una cualidad fenomenológica característica y que compromete tres sistemas de respuesta: cognitivo-subjetivo, conductual-expresivo y fisiológico-adaptativo. Sin embargo, las emociones son algo más que una definición básica: es la motivación diaria con la que vivimos, las experiencias son parte del aprendizaje, de la evolución y del crecimiento. A pesar de que día a día experimentamos infinidad de emociones, nos resulta muy difícil definirlas.

Los pulpos cambian de color continuamente mientras duermen, como si estuvieran reaccionando a algo que sólo ellos pueden sentir.

Las emociones se viven, se sienten y se reconocen, pero sólo una parte de ellas puede expresarse en palabras o conceptos. Van ligadas a memorias, experiencias, ciertos olores y sabores característicos que nos recuerdan pequeños detalles de nuestra niñez; sin ellas no podríamos adaptarnos a cada cambio de la vida, seríamos seres inanimados porque la sensación de sentirse vivo no se produce con el simple hecho de abrir los ojos y mover el cuerpo.