BORDERLANDS

En unos días, se estrena la película de Borderlands, en la que las armas de fuego serán más destructivas que el anillo único en manos de Sauron

Hubo un tiempo no muy lejano en el que sólo cabía echarse a temblar cada vez que se anunciaba que llegaría a los cines una nueva adaptación de un videojuego. La Super Mario Bros de 1993, la Street Fighter de Jean-Claude Van Damme o las múltiples infamias de Uwe Boll todavía se nos aparecen en pesadillas en las que una fuerza invisible nos obliga a contemplar el dantesco show sin poder desviar la mirada, como si fuésemos Alex DeLarge en plena terapia de choque, y sin posibilidad de aliviar el sufrimiento con palomitas o refresco.

Eso fue cambiando muy paulatinamente, con la llegada de superproducciones más competentes. Y, en los últimos años, se ha acabado de completar la transición con el estreno de numerosas cintas que se dejan ver perfectamente: Super Mario Bros (ésta ya de animación), Sonic, Uncharted, Detective Pikachu, Gran Turismo, Mortal Kombat... No son películas que vayan a ganar el Óscar, obviamente, pero ya no hay que ir al cine con el miedo y casi la certeza de estar a punto de quemar dinero innecesariamente y, aún peor, sentir una vergüenza ajena como para morirse. Ahora, se puede ir a disfrutar de dos horas de desconexión palomitera.

Dos veteranas de mil batallas

Para el futuro, hay en producción tantas películas basadas en videojuegos que casi resulta imposible acordarse de todas: Metal Gear Solid, Death Stranding, The Legend of Zelda, Ghost of Tsushima, Until Dawn, The Division, Gears of War... Pero dan igual: lo que importa ahora es que, el 9 de agosto, irrumpirá en las salas de cine Borderlands, una cuidada adaptación de la saga de disparos de Gearbox. Hemos de confesar que, cuando se anunció el proyecto, no lo acabábamos de ver particularmente claro. Sin embargo, la cosa cambió en dos tiempos.