Ya ni ganas tienes de estar en tu casa porque es un cuchitril. De invitados ni hablemos, porque a qué hora vas a limpiar aunque sea poquito para no perder tu dignidad. Mejor pon tu casa en orden y que la acumulación deje de robarte la paz.
01 NO NECESITAS MÁS ESPACIO, NECESITAS MENOS COSAS
Antes de decir que necesitas una alacena nueva, otro clóset o hasta otra casa… ¡Para! Lo que realmente te hace falta es deshacerte de todo lo que se está desbordando. Con el tiempo, nos acostumbramos a ver la acumulación como algo normal, pero si te pones a pensar, es bien fácil identificar la basura, lo que no usas o lo que ya ni te gusta (pero que te regaló tu madrina en tu boda). Deshazte de todos esos apegos que no te permiten tener espacio para lo importante.
02 SI TIENES ALGO, ¡HÓNRALO! SI NO, ¿PARA QUÉ LO TIENES?
Está bien conservar una que otra cosa que tiene valor sentimental, pero ese servilletero de los quince años de quién sabe quién no. A eso que sí le das valor, hónralo y asígnale un espacio y respétalo. Ten una “caja de tesoros” en un lugar decente, limpio y a la mano por cualquier emergencia. Porque si es reemplazable y lo tienes empolvándose en una esquina, entonces es basura.
03 QUÉDATE SOLO CON LAS COSAS QUE AMAS, USAS, NECESITAS Y TE HACEN FELIZ
Necesitas tener la cabeza fría para este paso, porque no es tanto decidir con qué quedarte, sino qué tirar. Sé honesto con tus decisiones y contigo mismo: esos pantalones para “cuando bajes de peso”, bye, si llegas a bajar, ya ni van a estar de moda. Esa vajilla inmunda que te regaló tu exsuegra, dónala a la fonda de la esquina. Si no lo amas, no se queda.
04 SI QUIERES QUE LAS COSAS ESTÉN EN SU LUGAR, DALES UN LUGAR
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